Dice Paco Ibáñez, traduciendo libérrimamente a Brassens, en "La mala reputación": "No hace falta saber latín,/ yo ya sé cuál será mi fin:/ en la calle se empieza a oír/ '¡¡Muerte, muerte al villano ruin!!"
Me viene que ni pintao. Es lo que tiene pensar.
2015 será de nuevo año electoral. Pero no será uno cualquiera. Si echamos la vista atrás, ni los más optimistas hubiésemos ni siquiera soñado un escenario así, con los partidos del sistema, PSOE y PP, totalmente desarbolados, sorprendidos y acojonados porque la gente se les echa encima por la izquierda. Los escándalos de la Familia Real, la corrupción generalizada de los partidos de gobierno, la impunidad, el saqueo del Estado, los recortes en lo público, se han traducido en el fenómeno Podemos, que no es otra cosa que la mala hostia española que por fin ha pasado de la conversación de barra de bar a materializarse en opción política.
La mayoría de las gentes de izquierdas nos alegramos sinceramente del aire fresco que ha traído el Coleta. Al fin y al cabo, supone un antes y un después. Sin embargo, me sorprende que suscite, al mismo tiempo, tantas reticencias por parte de la militancia de organizaciones de la izquierda transformadora.
Al mismo tiempo que achacan a Podemos cierto tufillo de indefinición política también acusan a la organización de una especie de competencia desleal. Los viejos militantes marxistas o anarquistas no ven nada nuevo
Este lunes los medios de comunicación se han dado un gran festín con los despojos de la fiesta electoral alemana.
En todas partes se anunciaba la aplastante victoria de Merkel, el fracaso del partido socialdemócrata, e incluso, en algunos foros, del estrepitoso fiasco del Partido Liberal, de la caída de los Verdes, o de los euroescépticos, que no han podido rebasar la barrera del 5% para acceder al Bundestag.
Apenas alguna referencia cruzada en la prensa oficialista (los voceros del PPSOE, como ABC, El País o El Mundo). Si queremos informarnos, no nos queda más remedio que acudir a las plataformas de información libre, como Kaos en la red o Rebelión.
Echando un vistazo por internet, nos van llegando las sorpresas:
En una Alemania tan rica yneoliberal, un partido calificado por la carcunda como postcomunista, Die Linke, se ha convertido en la tercera fuerza electoral, con casi cuatro millones de votos y el 8,6% de los sufragios.
En la antigua Alemania del Este, ex-comunista, Die Linke es la segunda fuerza política, por delante incluso del partido socialdemócrata.
El partido de Angela Merkel, la CDU, no ha conseguido mayoría absoluta, pese a que sus resultados se hayan jaleado como una victoria aplastante.
Es matemáticamente posible un gobierno de centro-izquierda, apoyado por socialdemócratas, verdes y Die Linke.
Y ahora llegan laspreguntas:
¿Por qué no aparece Die Linkepor ninguna parte? Más de un paranoico, como yo, piensa que esta unánime censura autoimpuesta no puede ser una casualidad. Los consejos de redacción de los principales periódicos, cadenas de radio y televisiones (públicos o privados) están cooptados por poderes fácticos, como la banca, las principales empresas del Ibex-35 y camarillas políticas interesadas en que no aparezca nada que ofrezca una alternativa a los partidos turnistas (PSOE y PP). Ya no hablamos del boikot informativo hacia Izquierda Unida y todo lo que huela a izquierda anticapitalista, es que incluso se niegan a difundir ninguna noticia que pueda beneficiar a los posfalangistas de UPyD.
¿Por qué califican de aplastante el resultado electoral de la Merkel? Porque de manera inmediata asociamos Merkel a recortes. Si se califica el resultado de aplastante, psicológicamente asociamos el resultado a que la gente apoya dichos recortes sociales de manera incontestable. Sin embargo, se comprueba que es posible en Alemania un gobierno de centroizquierdaque acabe con las políticas ultraliberales de Merkel.
El PP de Castilla-La Mancha ha decidido, apoyándose en su mayoría absoluta en las Cortes castellano-manchegas, reducir el número de diputados regionales a prácticamente la mitad.
Hasta ahora, las Cortes estaban compuestas por un número de escaños que oscilaba entre 47 y 53. Con la reforma, dicho número se reducirá a un mínimo de 25 y un máximo de 35.
El ejecutivo de Cospedal quiere vender a la opinión pública que se trata de una medida de austeridad, pero la realidad es bien distinta, ya que con esta reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha el sistema electoral se convierte prácticamente en bipartidista puro, haciendo casi imposible la entrada de fuerzas políticas como Izquierda Unida.
El sistema electoral de Castilla-La Mancha ha estado desde sus inicios manipulado por los intereses propios del partido gobernante, como ya sucedió con los gobiernos del PSOE de Bono y Barreda. Ha sido siempre uno de los más injustos del país, ya que el número de electores por escaño era ya uno de los más altos del Estado; y, además, era también muy injusto en el sentido de que los habitantes de ciertas provincias, como Toledo, estaban infrarepresentados en relación a los de otras, como Cuenca, de manera que la máxima de una persona, un voto, no se cumplía ni de lejos.
Sabino Cuadra es uno de los escasos supervivientes de los movimientos revolucionarios de los años 70 y 80 que han sabido mantener la dignidad y no tirar la toalla ante el neoliberalismo exultante y, al mismo tiempo, evolucionar e implicarse en las luchas sociales sin perder nunca el norte. Militante troskista desde los años 70, este comunista navarro (pese a nacer en Amurrio) permaneció siempre en una discreta segunda línea, ya que era de los que pensaban que el problema vasco había que resolverlo dentro de las coordenadas del socialismo, y no al revés, y prefirió la lucha sindical y el asociacionismo de base a la lucha armada y la guerrilla urbana.
En 1998, a raíz de una tregua de ETA, participó en la creación de Euskal Herritarrok (donde se habían integrado organizaciones no independentistas como la troskistaBatzarre). Aunque a raíz de la ruptura de la tregua por parte de ETA un año después se fue desvinculando de EH, formó parte de algunas de las candidaturas B que la izquierda abertzale puso en marcha para sortear la Ley de Partidos impulsada por PP y PSOE, ya que Cuadra ha sido considerado siempre como una persona limpia de toda sospecha de pertenecer al entorno de ETA.
Hace escasas fechas, el agitador cultural Leo Bassi ha inaugurado en Madrid el primer templo de la Iglesia Patólica, religión a la que de inmediato me he convertido, ya que mi otro credo, el Pastafarismo, así me lo permite: por suerte, la religión del Monstruo de Espagueti Volador(Flying Spaghetti Monster, en inglés) no es muy quisquillosa a la hora de la ortodoxia. Todo lo contrario.
El Pastafarismo nació precisamente como parodia de toda religión dogmática basada en principios indemostrables de manera lógica o científica. Su punto de partida fue la decisión de las autoridades educativas del estado de Kansas (EEUU), en 2004, de dedicar en el currículo académico de las escuelas públicas la misma carga horaria al evolucionismo que al creacionismo, rebautizado como diseño inteligente por instancia de los poderososlobbies cristianos fundamentalistas.
En estas fechas tan republicanas (despuntando el 14 de abril), he estado releyendo La Transición contada a nuestros padres (Los Libros de la Catarata, 2011), un magnífico ensayo histórico de Juan Carlos Monedero.
La relectura de esta obra es pertinente hoy más que nunca, cuando están cayendo uno tras otro los mitos de la Transición, las vacas sagradas que hasta hoy día eran intocables, por mucho que se empeñen algunos. El pasado domingo sin ir más lejos (14 de abril para más señas), tras una multitudinaria manifestación republicana en Madrid, el pepero Javier Arenas se atrevió a calificar de muy miserables a quienes nos atrevemos a cuestionar la impecable hoja de servicios del Rey y la Monarquía.
Efectivamente, Monedero desmonta de manera objetiva, documentada y sistemática, uno tras otro, los mitos que el posfranquismo construyó para perpetuarse en forma de democracia light, de manera que los crímenes fueran olvidados y perdonados y todo quedara en un borrón y cuenta nueva.
Monedero denuncia en La Transición contada a nuestros padres la amnesia colectiva que nos ha llevado a toda la sociedad española a pensar que el hecho de que los jerarcas tardofranquistas se reciclaran en "demócratas tolerantes" es suficiente para perdonar los delitos que estos cometieron, dejando que la impunidad campe en nuestro país, algo inaudito en cualquier otra democracia occidental.
Entre los mitos más socorridos está, por ejemplo, el de que el rey Juan Carlos I salvara a España de la dictadura abortando el golpe de Estado de Tejero aquel aciago 23-F. Esta patraña, de tan repetida en los libros de texto, ha pasado a convertirse en verdad incontestada, y el Borbón, puesto a dedo por Franco, designado heredero del Movimiento Nacional, al que juró obediencia y respeto, pasó, birli-birloque, a ser el paladín de la democracia. Monedero, apoyándose en datos, levanta el velo que pesa sobre la participación del rey en el golpe, del que sería, según el autor, una de las piezas principales, junto con dos de los colaboradores más estrechos de Juan Carlos I, los militares Armada y Milans del Bosch. Monedero hace una acertada crítica indicando cómo se sacrificó todo en aras del becerro sagrado llamado Consenso, de manera que la Democracia quedó lastrada y castrada de raíz ya no solo por el consentimiento tácito de la impunidad obtenida por los dirigentes del franquismo que se reciclaron en dignos políticos centristas de la UCD o de la derechista AP (luego PP), sino también por el menoscabo sufrido por el propio texto constitucional, elaborado no de forma coral (en sede parlamentaria), sino en camarillas que la mayoría de las veces se reducían a un tú a tú entre los representantes de los dos partidos mayoritarios, UCD y PSOE, reconstruyendo en la práctica el viejo modelo turnista de Cánovas y Sagasta. Monedero arroja luz sobre la Historia reciente de nuestro país, sin miedo y sin retortijones ante el espantajo del consenso. Cuando habla de Gutiérrez Mellado, el héroe del Congreso, el militar demócrata que se enfrentó a Tejero el 23-F, se refiere a él, también, comodirigente que fue de la V Columna en Madrid, responsable, por tanto, de acciones en defensa de la causa de unos sublevados contra un gobierno legalmente constituido. Cuando habla de Fraga, menciona citas donde justifica el asesinato de Estado de Julián Grimau, que él firmó como ministro de Franco. Cuando habla de Juan Carlos I, habla de sus traiciones (ya que traicionó a casi todo el mundo que lo apoyó, excepto a Franco, a quien fue fiel en la vida y en la muerte) primero a su padre, luego a sus mentores, uno a uno, y, finalmente, al propio Suárez, y no se corta un pelo en señalarlo como pieza clave del golpe y su principal beneficiario, tanto del mismo como de las consecuencias de su fracaso, ya que se consagró como salvador.
En todos los sentidos, una lectura indispensable para conocer nuestra Historia reciente.
Cuando hace unas semanas murió el controvertidoHugo Chávez incluso gran parte de la izquierda políticamente correcta de este país le bailó el agua a la oposición antichavista tildando de dictador al presidente venezolano.
Sin embargo, pese a los muchos esfuerzos de todas las derechonas (mediáticas, sociales y económicas) es innegable que Chávez murió en la cima de la popularidad, con una aceptación traducida, además, en una aplastante mayoría de votos en las urnas.
¿Por qué ese empeño, entonces, en demonizarlo, en presentarlo como un dictadorzuelo bananero, inculto y tirano, cuando su pueblo lo adoraba, cuando su primera medida de gobierno fue la escolarización de dos millones de niños y la erradicación del analfabetismo, cuando cambió petróleo venezolano por médicos cubanos para atender los suburbios de Caracas, cuando destinaba miles de dólares para calefacción, incluso, de los ciudadanos más pobres del Bronx, en el mismo corazón de los Estados Unidos?
Venezuela nos queda muy lejos, y es difícil analizar la situación para extraer una verdad. Pero a veces, las cosas son más sencillas: basta con ver quiénes están brindando con la muerte de Chávez, que no son otros que los hombres más ricos de Venezuela (Cisneros o Mendoza), los gobernantes de los países causantes de la crisis mundial (desde la Merkel a Mariano Rajoy) o jefes de Estado a los que nadie ha elegido democráticamente, como nuestro monarca, por ejemplo.
Y una cosa está clara: si estos están contra Chávez, sus motivos tendrán. Y no son los míos.
Me ha llegado por correo esta fábula que dice mucho del sistema electoral occidental.
Ahora que el PP está lanzando una ofensiva en toda regla contra la democracia atacando sin el menor rubor las leyes electorales, viene bien recordar estas sencillas lecciones.
El Gobierno lanza un Plan de pagos a proveedores mediante el cual los mismos bancos a los que se les prestó a un 1% de interés cobrarán un 5% de interés en créditos a 10 años a las administraciones públicas (con dos años de carencia, es decir, que durante dos años cobrarán suculentos intereses, sin posibilidad de que se pueda amortizar capital).
¿No hubiese sido más fácil (y barato) habérselo prestado a un 1% de interés a los propios ayuntamientos y autonomías?
Vaya, pues resulta que no, qué ignorantes que somos que no entendemos cómo funciona la macroeconomía, que quien sí que sabe es el presidente de la Patronal, Juan Rosell, cuando pidió la amnistía fiscal y criticó a los parados que ponían en peligro el sistema.
Hoy me he vuelto a encontrar con una cita de Bertolt Brecht. , que viene al pelo por la gran cantidad de hipócritas que se enorgullecen de no entender de política, pero que depositan su voto, religiosamente, en cada cita electoral, cambiando del PP al PSOE y viceversa como quien cambia de gayumbos:
"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los garbanzos, del pan, de la harina, del vestido, de los zapatos y de las medicinas, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales".
No me extraña que a los comunistas se nos acuse de trasnochados, pero es que cada vez nos damos cuenta de que no hay nada nuevo bajo el sol. Brecht murió ya hace décadas, pero su mensaje sigue tan fresco como entonces.
Sólo que, ahora, los empresarios se llaman emprendedores, y la explotación laboral se llama flexibilidad y competitividad.
En el Reino de Cretinia se levantaba un muro enorme que no dejaba ver el sol, así que los cretinios, todos a una, decidieron echar abajo el muro, a cabezazos.
Sin embargo, por más que los sufridos ciudadanos se esforzaban, se achichonaban y se descalabraban con mucho brío, el muro se empeñaba en erigirse altivo como si nada.
Sesudos sabios de todo el reino se reunieron en largos y concurridos cónclaves para descubrir qué se estaba haciéndo mal, por qué el muro se resistía una y otra vez a tal sarta de cabezazos.
Hasta que, por fin, llegó la solución: los cabezazos no tenían la potencia suficiente. A partir de ahora, tendrían que golpear con sus cabezas mucho más fuerte.
Si ya creíamos que nada de lo que pueda decir el (nacional) socialistaJosé Bono nos pudiera sorprender, otra vez el hidalgo manchego se ha vuelto a superar poniendo a las claras lo que piensa de lo que debe ser el PSOE.
En una entrevista concedida a Castilla-La Mancha Radio, recogida en algunos medios digitales, se ha atrevido a decir que "Por más que nos esmeremos en diferenciarnos, nos parecemos mucho", refiriéndose al PP y al PSOE. Recuerdo que tras el Tamayazo, cuando en julio de 2003 dos diputados socialistas impidieron que en la Comunidad de Madrid se constituyera un gobierno de izquierdas integrado por PSOE e IU, la militancia del PSOE se autoflagelaba preguntándose cómo había sido posible que su partido hubiese dejado hueco a estos dos traidores, y mucho se habló sobre que deberían haber sido expulsados sin contemplaciones desde mucho antes, cuando ya demostraron de sobra su talante derechoso. Por eso me pregunto por qué tantos paños calientes con José Bono, por qué se le sigue permitiendo que abochorne a los militantes del PSOE con sus ideas de bombero. Porque pese a la evidente deriva de derechización del PSOE, aún conserva una importante base de militantes de izquierda (que los hay, no seamos reduccionistas) con poder de decisión dentro de su partido. ¿Por qué no actúan entonces? ¿Es masoquismo? ¿Tanto poder tiene Bono? ¿Tan ciegos están? Porque no es sólo Bono: hoy mismo se está especulando sobre la posible candidatura de García-Page a la secretaría general del PSOE. Y Emiliano García-Page no es más que la filosofía de Bono cristalizada en un retoño. El problema es, creo yo, que al camaleonismo se le confunde en el PSOE con la astucia política. De aquellos polvos aquestos lodos.
Mi amigo Santos suele parafrasear la cita adjudicada a Sánchez Mazas en Soldados de Salamina: la izquierda siempre defrauda, precisamente porque se asienta sobre firmes valores morales y tiene en cuenta tanto los fines como los medios.
Por eso, en medio de tanta deriva derechista y ramplona, se agradecen algunos pequeños gestos que demuestran que no nos equivocamos, que se puede predicar con el ejemplo desde la dignidad: hoy me he sentido orgulloso de los diputados de IU, que, mostrando su coherencia con el programa que defienden, han renunciado al plan de pensiones privado al que tienen derecho los parlamentarios electos.
La noticia contrasta con el indulto al banqueroAlfredo Sáenz, concedido por el Gobierno en funciones contra el informe desfavorable del Tribunal Supremo. La sombra de Botín es alargada.
En fin, como dice la cita bíblica, por sus actos los conoceréis...
Se rasgaban las vestiduras en las sedes del PSOE y el PP la noche del 20N cuando se publicaron los resultados electorales definitivos y se confirmó que la coalición de la izquierda independentista vasca, AMAIUR, había obtenido nada menos que siete escaños en el Congreso de los Diputados y cuatro actas en el Senado.
Sin embargo, todos cerraron el pico en cuanto a la Ley Electoral: porque si es injusto que AMAIUR estçe sobrerrepresentada, tienen la solución al alcance de la mano, se reforma la Ley Electoral en un sentido proporcional, más democrático, y santaspascuas.
Pero (¡sorpresa!) se callaron como tumbas: porque tanto PP como PSOE saben que son ellos los principales beneficiarios de esta injusticia, y prefieren ver sentados en el Congreso a siete personas que algunos dirigentes de PP y PSOE califican por lo bajini como proetarras, antes que perder un solo escaño.
Es lo que se llama venderse por un plato de lentejas.
Fuente del gráfico: http://noticias.lainformacion.com/politica/elecciones-locales/elecciones-20n-asi-quedaria-el-parlamento-si-todos-los-votos-valieran-lo-mismo_6mFClXJKXTTa2JZve5QLo1/
¿Para qué medias tintas?
Tal y como están las cosas, no vale la pena vociferar hasta desgañitarse pidiendo lo razonable. Si no puedes con ellos, únete a ellos, así que propongo una nueva redacción del Artículo 1º de la Constitución española:
1. España se constituye en un Estado bananero a los pies de los mercados.
2. La soberanía nacional reside en las agencias de calificación, de cuyas decisiones emanan las leyes del Estado.
3. La forma política del Estado español es la Monarquía de ficción parlamentaria.
Propongo también, de paso, cambiar la actual bandera por la que aparece arriba, que creo que estaría mas acorde con los tiempos.
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