lunes, 23 de septiembre de 2013

Die Linke y la censura

Este lunes los medios de comunicación se han dado un gran festín con los despojos de la fiesta electoral alemana
En todas partes se anunciaba la aplastante victoria de Merkel, el fracaso del partido socialdemócrata, e incluso, en algunos foros, del estrepitoso fiasco del Partido Liberal, de la caída de los Verdes, o de los euroescépticos, que no han podido rebasar la barrera del 5% para acceder al Bundestag
Pero, ¿y Die Linke?
Apenas alguna referencia cruzada en la prensa oficialista (los voceros del PPSOE, como ABC, El País o El Mundo). Si queremos informarnos, no nos queda más remedio que acudir a las plataformas de información libre, como Kaos en la red o Rebelión.
Echando un vistazo por internet, nos van llegando las sorpresas:
  1. En una Alemania tan rica y neoliberal, un partido calificado por la carcunda como postcomunista, Die Linke, se ha convertido en la tercera fuerza electoral, con casi cuatro millones de votos y el 8,6% de los sufragios.
  2. En la antigua Alemania del Este, ex-comunista, Die Linke es la segunda fuerza política, por delante incluso del partido socialdemócrata.
  3. El partido de Angela Merkel, la CDU, no ha conseguido mayoría absoluta, pese a que sus resultados se hayan jaleado como una victoria aplastante
  4. Es matemáticamente posible un gobierno de centro-izquierda, apoyado por socialdemócratas, verdes y Die Linke.    
Y ahora llegan las preguntas:
  1. ¿Por qué no aparece Die Linke por ninguna parte? Más de un paranoico, como yo, piensa que esta unánime censura autoimpuesta no puede ser una casualidad. Los consejos de redacción de los principales periódicos, cadenas de radio y televisiones (públicos o privados) están cooptados por poderes fácticos, como la banca, las principales empresas del Ibex-35 y camarillas políticas interesadas en que no aparezca nada que ofrezca una alternativa a los partidos turnistas (PSOE y PP). Ya no hablamos del boikot informativo hacia Izquierda Unida y todo lo que huela a izquierda anticapitalista, es que incluso se niegan a difundir ninguna noticia que pueda beneficiar a los posfalangistas de UPyD.
  2. ¿Por qué califican de aplastante el resultado electoral de la Merkel? Porque de manera inmediata asociamos Merkel a recortes. Si se califica el resultado de aplastante, psicológicamente asociamos el resultado a que la gente apoya dichos recortes sociales de manera incontestable. Sin embargo, se comprueba que es posible en Alemania un gobierno de centroizquierda que acabe con las políticas ultraliberales de Merkel.

viernes, 26 de julio de 2013

El timo de la estampita

   El PP de Castilla-La Mancha ha decidido, apoyándose en su mayoría absoluta en las Cortes castellano-manchegas, reducir el número de diputados regionales a prácticamente la mitad.
Hasta ahora, las Cortes estaban compuestas por un número de escaños que oscilaba entre 47 y 53. Con la reforma, dicho número se reducirá a un mínimo de 25 y un máximo de 35.
El ejecutivo de Cospedal quiere vender a la opinión pública que se trata de una medida de austeridad, pero la realidad es bien distinta, ya que con esta reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha el sistema electoral se convierte prácticamente en bipartidista puro, haciendo casi imposible la entrada de fuerzas políticas como Izquierda Unida.
   El sistema electoral de Castilla-La Mancha ha estado desde sus inicios manipulado por los intereses propios del partido gobernante, como ya sucedió con los gobiernos del PSOE de Bono y Barreda. Ha sido siempre uno de los más injustos del país, ya que el número de electores por escaño era ya uno de los más altos del Estado; y, además, era también muy injusto en el sentido de que los habitantes de ciertas provincias, como Toledo, estaban infrarepresentados en relación a los de otras, como Cuenca, de manera que la máxima de una persona, un voto, no se cumplía ni de lejos.

domingo, 12 de mayo de 2013

Sabino Cuadra. ¿Quién dijo que todos los políticos son iguales?

Sabino Cuadra es uno de los escasos supervivientes de los movimientos revolucionarios de los años 70 y 80 que han sabido mantener la dignidad y no tirar la toalla ante el neoliberalismo exultante y, al mismo tiempo, evolucionar e implicarse en las luchas sociales sin perder nunca el norte.
Militante troskista desde los años 70, este comunista navarro (pese a nacer en Amurrio) permaneció siempre en una discreta segunda línea, ya que era de los que pensaban que el problema vasco había que resolverlo dentro de las coordenadas del socialismo, y no al revés, y prefirió la lucha sindical y el asociacionismo de base a la lucha armada y la guerrilla urbana.
En 1998, a raíz de una tregua de ETA, participó en la creación de Euskal Herritarrok (donde se habían integrado organizaciones no independentistas como la troskista Batzarre). Aunque a raíz de la ruptura de la tregua por parte de ETA un año después se fue desvinculando de EH, formó parte de algunas de las candidaturas B que la izquierda abertzale puso en marcha para sortear la Ley de Partidos impulsada por PP y PSOE, ya que Cuadra ha sido considerado siempre como una persona limpia de toda sospecha de pertenecer al entorno de ETA.

lunes, 29 de abril de 2013

Pastafarismo


Hace escasas fechas, el agitador cultural Leo Bassi ha inaugurado en Madrid el primer templo de la Iglesia Patólica, religión a la que de inmediato me he convertido, ya que mi otro credo, el Pastafarismo, así me lo permite: por suerte, la religión del Monstruo de Espagueti Volador (Flying Spaghetti Monster, en inglés) no es muy quisquillosa a la hora de la ortodoxia. Todo lo contrario
El Pastafarismo nació precisamente como parodia de toda religión dogmática basada en principios indemostrables de manera lógica o científica. Su punto de partida fue la decisión de las autoridades educativas del estado de Kansas (EEUU), en 2004, de dedicar en el currículo académico de las escuelas públicas la misma carga horaria al evolucionismo que al creacionismo, rebautizado como diseño inteligente por instancia de los poderosos lobbies cristianos fundamentalistas.

martes, 16 de abril de 2013

La Transición contada a nuestros padres, de Juan Carlos Monedero

En estas fechas tan republicanas (despuntando el 14 de abril), he estado releyendo La Transición contada a nuestros padres (Los Libros de la Catarata, 2011), un magnífico ensayo histórico de Juan Carlos Monedero.
La relectura de esta obra es pertinente hoy más que nunca, cuando están cayendo uno tras otro los mitos de la Transición, las vacas sagradas que hasta hoy día eran intocables, por mucho que se empeñen algunos. El pasado domingo sin ir más lejos (14 de abril para más señas), tras una multitudinaria manifestación republicana en Madrid, el pepero Javier Arenas se atrevió a calificar de muy miserables a quienes nos atrevemos a cuestionar la impecable hoja de servicios del Rey y la Monarquía.
Efectivamente, Monedero desmonta de manera objetiva, documentada y sistemática, uno tras otro, los mitos que el posfranquismo construyó para perpetuarse en forma de democracia light, de manera que los crímenes fueran olvidados y perdonados y todo quedara en un borrón y cuenta nueva.
Monedero denuncia en La Transición contada a nuestros padres la amnesia colectiva que nos ha llevado a toda la sociedad española a pensar que el hecho de que los jerarcas tardofranquistas se reciclaran en "demócratas tolerantes"  es suficiente para perdonar los delitos que estos cometieron, dejando que la impunidad campe en nuestro país, algo inaudito en cualquier otra democracia occidental. 

Entre los mitos más socorridos está, por ejemplo, el de que el rey Juan Carlos I salvara a España de la dictadura abortando el golpe de Estado de Tejero aquel aciago 23-F. Esta patraña, de tan repetida en los libros de texto, ha pasado a convertirse en verdad incontestada, y el Borbón, puesto a dedo por Franco, designado heredero del Movimiento Nacional, al que juró obediencia y respeto, pasó, birli-birloque, a ser el paladín de la democracia. Monedero, apoyándose en datos, levanta el velo que pesa sobre la participación del rey en el golpe, del que sería, según el autor, una de las piezas principales, junto con dos de los colaboradores más estrechos de Juan Carlos I, los militares Armada y Milans del Bosch.
Monedero hace una acertada crítica indicando cómo se sacrificó todo en aras del becerro sagrado llamado Consenso, de manera que la Democracia quedó lastrada y castrada de raíz ya no solo por el consentimiento tácito de la impunidad obtenida por los dirigentes del franquismo que se reciclaron en dignos políticos centristas de la UCD o de la derechista AP (luego PP), sino también por el menoscabo sufrido por el propio texto constitucional, elaborado no de forma coral (en sede parlamentaria), sino en camarillas que la mayoría de las veces se reducían a un tú a tú entre los representantes de los dos partidos mayoritarios, UCD y PSOE, reconstruyendo en la práctica el viejo modelo turnista de Cánovas y Sagasta.
Monedero arroja luz sobre la Historia reciente de nuestro país, sin miedo y sin retortijones ante el espantajo del consenso. Cuando habla de Gutiérrez Mellado, el héroe del Congreso, el militar demócrata que se enfrentó a Tejero el 23-F, se refiere a él, también, como dirigente que fue de la V Columna en Madrid, responsable, por tanto, de acciones en defensa de la causa de unos sublevados contra un gobierno legalmente constituido. Cuando habla de Fraga, menciona citas donde justifica el asesinato de Estado de Julián Grimau, que él firmó como ministro de Franco. Cuando habla de Juan Carlos I, habla de sus traiciones (ya que traicionó a casi todo el mundo que lo apoyó, excepto a Franco, a quien fue fiel en la vida y en la muerte) primero a su padre, luego a sus mentores, uno a uno, y, finalmente, al propio Suárez, y no se corta un pelo en señalarlo como pieza clave del golpe y su principal beneficiario, tanto del mismo como de las consecuencias de su fracaso, ya que se consagró como salvador.
En todos los sentidos, una lectura indispensable para conocer nuestra Historia reciente.

jueves, 28 de marzo de 2013

Por sus enemigos lo conoceréis

Agência Brasilhttp://commons.wikimedia.org/wiki/File:HugoChavez1820.jpeg









Cuando hace unas semanas murió el controvertido Hugo Chávez incluso gran parte de la izquierda políticamente correcta de este país le bailó el agua a la oposición antichavista tildando de dictador al presidente venezolano.
Sin embargo, pese a los muchos esfuerzos de todas las derechonas (mediáticas, sociales y económicas) es innegable que Chávez murió en la cima de la popularidad, con una aceptación traducida, además, en una aplastante mayoría de votos en las urnas.
¿Por qué ese empeño, entonces, en demonizarlo, en presentarlo como un dictadorzuelo bananero, inculto y tirano, cuando su pueblo lo adoraba, cuando su primera medida de gobierno fue la escolarización de dos millones de niños y la erradicación del analfabetismo, cuando cambió petróleo venezolano por médicos cubanos para atender los suburbios de Caracas, cuando destinaba miles de dólares para calefacción, incluso, de los ciudadanos más pobres del Bronx, en el mismo corazón de los Estados Unidos?
Venezuela nos queda muy lejos, y es difícil analizar la situación para extraer una verdad. Pero a veces, las cosas son más sencillas: basta con ver quiénes están brindando con la muerte de Chávez, que no son otros que los hombres más ricos de Venezuela (Cisneros o Mendoza), los gobernantes de los países causantes de la crisis mundial (desde la Merkel a Mariano Rajoy) o jefes de Estado a los que nadie ha elegido democráticamente, como nuestro monarca, por ejemplo.
Y una cosa está clara: si estos están contra Chávez, sus motivos tendrán. Y no son los míos.