El PP de Castilla-La Mancha ha decidido, apoyándose en su mayoría absoluta en las Cortes castellano-manchegas, reducir el número de diputados regionales a prácticamente la mitad.
Hasta ahora, las Cortes estaban compuestas por un número de escaños que oscilaba entre 47 y 53. Con la reforma, dicho número se reducirá a un mínimo de 25 y un máximo de 35.
El ejecutivo de Cospedal quiere vender a la opinión pública que se trata de una medida de austeridad, pero la realidad es bien distinta, ya que con esta reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha el sistema electoral se convierte prácticamente en bipartidista puro, haciendo casi imposible la entrada de fuerzas políticas como Izquierda Unida.
El sistema electoral de Castilla-La Mancha ha estado desde sus inicios manipulado por los intereses propios del partido gobernante, como ya sucedió con los gobiernos del PSOE de Bono y Barreda. Ha sido siempre uno de los más injustos del país, ya que el número de electores por escaño era ya uno de los más altos del Estado; y, además, era también muy injusto en el sentido de que los habitantes de ciertas provincias, como Toledo, estaban infrarepresentados en relación a los de otras, como Cuenca, de manera que la máxima de una persona, un voto, no se cumplía ni de lejos.
Pero lo más torticero y desvergonzado del asunto es la posición del PP, ya que se opusieron a las manipulaciones del PSOE en legislaturas anteriores pero no han dudado ni un segundo en hacer lo mismo y mucho más. Y lo más artero son las razones esgrimidas ahora, ya que dicen que lo hacen por ahorrar, por ser austeros, pero lo que no dicen es que el pueblo ya no elegirá directamente a sus representantes, a los diputados, sino que ahora se encargará el gobierno de turno, que nombrará a dedo a los asesores sin que haya en el Parlamento ninguna voz que se alce contra los tejemanejes del poder.
Por si no había quedado claro, no se conforman con cargarse todo lo público, con eliminar cualquier esperanza de una vida digna para los de abajo, sino que, además, se aseguran, manipulando las leyes, que todo seguirá en sus manos.
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