2015 será de nuevo
año electoral. Pero no será uno
cualquiera. Si echamos la vista atrás, ni los más optimistas hubiésemos ni siquiera soñado un escenario así, con los
partidos del sistema,
PSOE y
PP, totalmente desarbolados, sorprendidos y acojonados porque la gente se les echa encima
por la izquierda. Los escándalos de la
Familia Real, la
corrupción generalizada de los
partidos de gobierno, la
impunidad, el
saqueo del Estado, los
recortes en lo público, se han traducido en el fenómeno
Podemos, que no es otra cosa que la
mala hostia española que por fin ha pasado de la conversación de barra de bar a materializarse en
opción política.
La mayoría de las gentes de
izquierdas nos alegramos sinceramente del
aire fresco que ha traído
el Coleta. Al fin y al cabo, supone un antes y un después. Sin embargo, me sorprende que suscite, al mismo tiempo, tantas reticencias por parte de la militancia de organizaciones de la
izquierda transformadora.
Al mismo tiempo que achacan a
Podemos cierto
tufillo de indefinición política también acusan a la organización de una especie de
competencia desleal. Los viejos militantes
marxistas o anarquistas no ven nada nuevo
en el discurso anticapitalista de
Pablo Iglesias, las curtidas militantes
feministas ya llevaban defendiendo los mismos principios desde hace décadas, las bases de lo que piden están en
Marx, en
Bakunin, en
Gramsci, en
Rosa Luxemburgo, ¿es que la gente
no se da cuenta?
Ese es el
verdadero problema, que somos nosotros, los que militamos en organizaciones como
IU o el
PCE, quienes
no hemos sabido trasladar nuestro programa a la gente. Arrastramos las siglas como una cadena, cuando deberíamos haber tenido en cuenta que lo importante
es el proyecto.
Por eso es hoy más importante que nunca sumar fuerzas. El que sea alrededor de
Podemos o alrededor de
IU no debe ser un fin en sí, debe ser el momento de que la calle se deje sentir.
Izquierda Unida nació como
movimiento político y social, no como
partido político en sí mismo. Conseguir el poder no es el objetivo, sino
transformar la sociedad. Y han venido los amigos a recordárnoslo.
Pues si visitas este enlace http://izquierda-unida.es/node/6213 verás que IU no nació como movimiento político y social, sino como Plataforma de la Izquierda Unida, y como coalición electoral... no es sino hasta los '90 cuando se constituye en MPS.
ResponderEliminarA partir de ahí, lo que quieras, es tu opinión, no es la tiranía de las siglas a mi me da igual ocho que ochenta, pero todavía no me he encontrado ningún podemito/a en ninguna mani sobre Palestina.
Tienes razón en la precisión, pero lo cierto es que IU aspira a ser un MPS, no un partido, y como tal se refleja en sus estatutos.
ResponderEliminarEn cuanto a las manis, no creo que debamos generalizar, hay gente de todo pelaje... Porque ese es el objetivo, que sea un clamor general contra la impunidad de Israel, no una autoafirmación de militancia. Parte de la entrada del blog iba dirigida a eso precisamente, a la mala leche que da el haber estado dando el callo durante años contra viento y marea, mientras que ahora miles de personas que estaban hipnotizadas frente a sus televisores de repente se levantan y se suben al carro de Podemos, y, encima, algunos de ellos se permiten el lujo de llamarnos casta.
Pero, ¿qué es mejor? ¿Seguir una lucha donde solo una minoría concienciada golpea sobre hierro frío, o aprovechar estos nuevos vientos que soplan en nuestra misma dirección?
La gente tiene la memoria bien corta. Nadie se acuerda ya de que IU ha estado ahí siempre, defendiendo lo mismo que Podemos. Pero esta es mi conclusión: si el objetivo se cumple, tu lucha, nuestra lucha, habrá valido la pena. Si las medallas se las llevan los podemitos, como tú dices, mejor: más ligeros de equipaje.
Salud.