En el Reino de Cretinia se levantaba un muro enorme que no dejaba ver el sol, así que los cretinios, todos a una, decidieron echar abajo el muro, a cabezazos.
Sin embargo, por más que los sufridos ciudadanos se esforzaban, se achichonaban y se descalabraban con mucho brío, el muro se empeñaba en erigirse altivo como si nada.
Sesudos sabios de todo el reino se reunieron en largos y concurridos cónclaves para descubrir qué se estaba haciéndo mal, por qué el muro se resistía una y otra vez a tal sarta de cabezazos.
Hasta que, por fin, llegó la solución: los cabezazos no tenían la potencia suficiente. A partir de ahora, tendrían que golpear con sus cabezas mucho más fuerte.
Cuadro comparativo de los homínidos
Hace 10 meses
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