domingo, 15 de marzo de 2015

La social-democracia europea: ¿vector de progreso o tonto útil?

El triunfo electoral de Syriza a costa del desplome del PASOK ha dirigido la mirada de la izquierda al fenómeno del desmoronamiento de los otrora todopoderosos partidos socialdemócratas europeos. Ya no solo es Grecia; en España, el histórico PSOE está tocado y hundido, el Partido Socialista francés ha caído en el descrédito más absoluto; el PDS italiano no remonta en un país donde la corrupción de la derecha se lo está poniendo en bandeja para gobernar; etc., etc.
https://www.google.es/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=0CAUQjhw&url=https%3A%2F%2Fcnttaldea.wordpress.com%2F2013%2F09%2F22%2Fel-roto-un-bano-de-realidad-en-blanco-y-negro%2F&ei=DmwFVfq9DsSBUdbegPAP&bvm=bv.88198703,d.d24&psig=AFQjCNHkp7t2O7TkxvERBMP5oHfTjoKu5g&ust=1426504812694096
Son muchos los sesudos análisis que se están haciendo sobre el fenómeno, que tiene mucho que ver con el hartazgo de la ciudadanía con las viejas formas de hacer política y con la corrupción generalizada que ha hundido sus raíces en lo que fueran los grandes partidos del Viejo Continente desde los años 70 del siglo XX. Pero la causa de esta desafección es, a mi juicio, mucho más profunda, y forma parte de una especie de abatimiento que ha caído sobre las capas populares europeas que se tragaron, en época de vacas gordas, el discurso neoliberal del progreso basado en el avance de las clases medias.
De hecho, aún hoy, pese a su palmario fracaso, la mayoría de lxs dirigentes del PSOE, como Sánchez o Díaz, reclaman para su partido la conquista de los grandes avances del Estado de bienestar que disfrutamos. Según ellxs, el sistema público de salud, la educación universal, la Seguridad Social, etc., fueron logros que su partido consolidó cuando gobernó, de manera que reclaman para sí el honor de conseguirlos. Sin embargo, cada vez más personas estamos reclamando una revisión en profundidad de la Historia. Ya no nos conformamos con las versiones oficiales y panegíricas de la Transición, pero tampoco con las posteriores. Porque, cada vez más, tras las experiencias del 15-M, la Marea Verde, el Tren de la Libertad, las Plataformas de Afectados por la Hipoteca, las Marchas de la dignidad, etc., se está comprobando que la única herramienta para conseguir cambio social es la movilización.http://www.google.es/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=0CAUQjhw&url=http%3A%2F%2Fesparcir.blogspot.com%2F2014%2F03%2Fmarchas-dignidad-22-m-columna-noreste.html&ei=G2MFVdCvCMvZU6mUgZgG&bvm=bv.88198703,d.d24&psig=AFQjCNHioQmZlNotxTBkDLcbjIxaTvGc3g&ust=1426502676641077La social-democracia no ha sido quien ha conseguido los niveles de Estado del bienestar conquistados hasta ahora. Fueron lxs trabajadorxs exigiendo mejoras laborales, lxs estudiantxs movilizándose por la calidad de la enseñanza, las mujeres que defendían su derecho al aborto, las personas lgtb que gritaron con orgullo su condición y reivindicaron sus derechos contra el patriarcado imperante, lxs profesionales de muy distintos ramos jugándose su puesto de trabajo y las miles de personas que dieron testimonio con su coraje y pagaron con arrestos, multas, cárcel y hasta con su vida, quienes lo lograron. La social-democracia jugó un papel bien distinto: el de tonto útil, el de moderador de las exigencias del pueblo ante el poder, el de atemperador de ánimos, el de buscar el punto medio entre víctimas y verdugos para alcanzar la paz social, lo que acababa significando renunciar sobre el papel de la Ley a mucho de lo que ya se había conquistado en la calle para satisfacer las exigencias del poder, en un pacto tramposo y mentiroso de ni pa ti ni pa mí que solo beneficiaba a los que siempre han gobernado no desde el Parlamento sino desde los consejos directivos de las grandes empresas y corporaciones financieras.
El pueblo está despertando de su letargo. Los velos que cegaban su visión están cayendo, uno tras otro. Vivimos tiempos convulsos, pero apasionantes, donde ya veremos lo que nos deparará el futuro. Pero una cosa está clara: en ese futuro no habrá sitio para los tibios. Es la hora del radicalismo, en el sentido marxista: hay que ir a la raíz de los problemas, a las soluciones. No sea que nos den el timo de la estampita buscando puntos medios y nos convirtamos en los tontos útiles del sistema.

1 comentario:

Los comentarios son libres y no serán censurados, enmendados ni retocados a cambio de una sola condición: que no se amparen en el anonimato. Por lo demás, se agradece que no uses lenguaje soez, injurioso, de escaso gusto o con faltas de respeto.