viernes, 27 de marzo de 2015

La condena del olvido: Missak Manouchian

En nuestra bienpensante sociedad pequeñoburguesa no hay nada peor que recordarle al mundo libre y bien alimentado que las ventajas de las que goza, el bienestar en el que se revuelca la bendita clase media, suelen estar tejidos paciente, lenta y dolorosamente con sangre, sudor y lágrimas. Pero de manera literal, no como cita metafórica.
Masas ingentes y anónimas de personas tuvieron que ser aplastadas por los engranajes del progreso para que una minoría de elegidos podamos disfrutar de los avances del capitalismo en cuanto a confort y seguridad, y no nos gusta escuchar cómo llegó todo esto a nuestras manos.
Es necesario, por ello, una revisión a fondo de la Historia. Algunos piensan que traer a colación los sufrimientos de los héroes y las heroínas olvidadxs por la Historia constituye tan solo un ejercicio de justicia poética, pero esto sería simple cosmética, mera hipocresía. No se trata de reconocimiento, sino de gimnasia social.
A las generaciones más jóvenes les estamos ofreciendo una versión simplona, suave, sin estridencias, de los hechos pasados. Las mujeres votan porque sí, la jornada laboral de 8 horas siempre ha estado ahí, la gente puede ir al médico gratis y ya está. Pero no fue así. Mucha gente sufrió, perdió su trabajo, pasó hambre, se divorció, hasta mató. Cárcel, exilio, palizas, guerras. Cientos de horas de militancia, reuniones, carreras, insomnio, pegadas de carteles, reparto de octavillas, rencores con compañerxs por puntos de vista distintos en la estrategia, divisiones familiares, miedo, terror, ostracismo, vacío social por parte de vecindarios hostiles, amenazas... En nuestros cómodos sillones resulta estridente recordar todo esto. Es más fácil olvidarlo. Pero el olvido se convierte en la más cruel de las condenas para quienes conforman los sólidos cimientos de nuestra sociedad.
http://www.astiberri.com/ficha_prod.php?cod=lossurcosdelazar Y a esta condena silenciosa se le suma la de la moderación impuesta por el liberalismo, de manera que se minimiza el papel de todas aquellas personas que contribuyeron a las conquistas sociales desde su militancia comunista o antifascista. A quienes reivindicamos el papel de la lucha internacionalista, obrera o anticapitalista de todos los tiempos se nos acusa de trasnochados, radicales o sectarios. No está de más, por eso, recuperar de las fosas polvorientas del olvido interesado del sistema a aquellos héroes anónimos que contribuyeron con su sacrificio a hacer nuestro mundo mucho más justo.
El caso es que releyendo Los surcos del azar, la novela gráfica de Paco Roca donde se recupera la memoria de aquellos españoles antifascistas de La Nueve que fueron los primeros en entrar en París el día de la Liberación, me he ido interesando por la lucha de los exiliados europeos en Francia tras la ocupación nazi.
De hecho, con el ascenso del fascismo no solo en Alemania e Italia, sino también en gran parte de Europa (Hungría, Rumanía, España, etc.), Francia fue uno de los destinos preferentes del exilio político de la izquierda europea. Muchos de los militantes comunistas exiliados (y antifascistas en general) pasaron a la clandestinidad tras la ocupación de Francia por Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial, y pasaron a formar parte de la Resistencia. El maquis, la guerrilla partisana interior francesa, se nutrió de muchos de estos voluntarios, y varios de ellos llegaron a la categoría de leyenda.
Uno de estos héroes fue Missak Manouchian. Su historia es la historia de la autosuperación, la de la rebeldía, la de la lucha continua y la de la poesía en medio de la desesperación y la muerte. Missak nació en medio de las turbulencias que condujeron a uno de los genocidios más crueles de todos los tiempos (el de su pueblo, el armenio, a manos del Estado Turco), y su vida fue un rosario de exilios, penurias y clandestinidad. Pero también de tesón, de fuerza y de afán de cultura y fe en la raza humana. Missak se afilió desde muy joven a organizaciones comunistas, asistió como oyente a las clases de la Universidad, organizó como obrero las luchas sindicales y, una vez ya bajo ocupación nazi, se entregó en cuerpo y alma a la lucha armada, llegando a ser considerado el azote de la región de París.
Missak Manouchian es una figura desconocida para el gran público. Sin embargo, el gran poeta Louis Aragon le dedicó en su día sus mejores versos (a los que pondría música el cantautor Léo Ferré). Es nuestro deber recuperar su obra para las generaciones futuras, sobre todo si no queremos darle la razón a sus verdugos, que lo elevaron a la categoría de mártir con el oprobio y la mentira, a través del famoso cartel rojo que los colaboracionistas franceses distribuyeron por toda Francia para ensuciar su memoria y que constituyó, por el contrario, un monumento a su obra.

1 comentario:

  1. Querido Alberto, bona nit,

    Créeme que odio los liderazgos, las personas fetiche que nos han de salvar, los timoneles ante la adversidad, ... Siempre he creído en los equipos colectivos coordinados por una persona inspirada que sepa escuchar e integrar.

    Por favor, Alberto, salva a IU, pon todas tus fuerzas en ello, salva a IU.

    Me produce pena dirigirme en ti en estos terminos, yo que he detestado siempre los liderazgos, incluso el de Anguita.

    Por favor, Alberto, pon cordura, aporta sentido común y cordura en esa titubeante dirección de IU Federal.

    No puedo más, quiero votar a IU-CM en las autonómicas y municipales y NO PUEDO, no puedo de verdad.

    Llevo votando IU (Esquerra Unida) desde que nació en 1986, contaba entonces con 18 años, mis primeras elecciones y con qué ilusión...

    Pero esa ilusión, ¿dónde está esa ilusión? No está desde luego ya en IU-CM

    Por favor Alberto sólo pido un poco de sentido común, de coherencia, de esperanza, de ilusión.

    Nos lo debes a quienes quisimos votarte en las primarias.

    No sé a quién dirigirme, y me dirijo a ti, aun a mi pesar pues se veras que no soporto los liderazgos carismáticos

    Por favor Alberto, no nos falles

    Mauricio y Tania ya se han rendido, no lo hagas tú, por favor.

    Aunque sinceramente entendería que lo hiceras, que desistieras ante tanto absurdo acumulado en en esa IU.

    Con todo mi cariño y un beso,
    Pere

    Un beso muy fuerte,
    Pere

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