Si hay un pensador que se cita y se recita en el núcleo dirigente de Podemos, ese es Antonio Gramsci, el histórico dirigente del Partido Comunista Italiano.
Pese a ser considerado como un clásico del marxismo, Gramsci fue uno de los grandes renovadores de las teorías de Marx y también de Lenin, pese a que jamás atacara el núcleo duro de la teoría.
Uno de los aspectos que más atraen del pensamiento de Gramsci (aparte de su férreo compromiso, que le llevó a la cárcel) es su supuesta heterodoxia o flexibilidad, ya que a diferencia de muchos dirigentes comunistas de su época, Gramsci defendió la idea de que la revolución era un objetivo dinámico, en continua transformación. El marxismo clásico, por ejemplo, otorgaba el papel de dinamizador de dicha revolución a los obreros industriales, el proletariado, mientras que Gramsci, como ya lo hizo Lenin, defendió que todo grupo social explotado podía convertirse en elemento de vanguardia revolucionaria. Ponía como ejemplo a los campesinos rusos, pero también a los jornaleros del sur de Italia.
Cuadro comparativo de los homínidos
Hace 1 año