domingo, 17 de febrero de 2008

Mi amigo Santos

Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, el senador McCarthy desencadenó una persecución política sin precedentes en los Estados Unidos destinada a limpiar de comunistas tanto los USA como el Occidente bajo su esfera de influencia. Esta caza de brujas se cebó sobre todo en artistas, periodistas, intelectuales y gente del cine (por lo que alcanzó una gran repercusión), alcanzando unas cotas de censura tales que se creó una psicosis colectiva que llevó a miles de personas a denunciar a antiguos vecinos y amigos que pasaban por la humillación de testificar ante la Comisión de Actividades Antiamericanas. De esta manera, aunque muchos no fueron condenados oficialmente, pasaron el calvario de verse perseguidos, marginados y apartados de la vida pública por el mero hecho de tener simpatías por la izquierda (y, a veces, sólo por ayudar a algún izquierdista).

La Historia, como postuló Nietszche, se repite continuamente, a diferentes escalas y en tiempos y maneras distintos. En mi pequeño pueblo (Miguel Esteban), a un vecino, Santos Ochoa, candidato del PSOE al Ayuntamiento local, se le ocurrió la peregrina idea de que algunas cosas tenían que cambiar. Cosas tan evidentes como que el Ayuntamiento no contratara a dedo ni despidiera a discreción al personal laboral, que hiciera públicas las cuentas públicas (valga la redundancia), que se eliminara del callejero local el nombre de militares golpistas o de dictadores como los generales Mola y Franco, etc., cayeron como una bomba en el seno de la comunidad migueleta, acostumbrada a que sólo los rojos de Izquierda Unida hicieran dichas disparatadas peticiones. Se desencadenó entonces una verdadera caza al hombre, un acoso y derribo (siempre he querido tener un blog para poder escribir tantos tópicos...) feroz contra él, negándole el pan y la sal de la buena voluntad y las buenas intenciones. Se le presentó como un monstruo cuyo único objetivo eran cargarse al pueblo, al que sólo movían intereses espurios. Perdió las elecciones, pero el acoso no paró ahí, sino que sigue día a día como los perros que se ceban en la presa muerta.

Personalmente, no creo que nadie se meta en política municipal en un pueblo pequeño sin intenciones de mejorar las cosas (y les otorgo el beneficio de la duda a todos, desde el PP hasta Batasuna). Sólo que hay muchas formas distintas, y hasta incompatibles, de querer cambiar las cosas. Está claro que discrepé y discrepo, más de forma que de fondo, de muchas de las propuestas del PSOE local en las anteriores elecciones municipales (si no, les hubiera votado a ellos y no a Izquierda Unida), pero eso no es óbice para que tenga que quedarme de brazos cruzados cuando veo que un sector de los habitantes de mi pueblo quieren destruir sin escrúpulos a una persona sólo por razones de interés político. Sobre todo cuando, esencialmente, se trata de una buena persona con buenas ideas y con buenas intenciones.

Viene al pelo el famoso poema, atribuido por error a Bertolt Brecht, de Martin Niemoeller (vuelvo a suscribir lo de los tópicos ;)):

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

No pienso callarme cuando veo el acoso al que se está sometiendo a Santos Ochoa, por muchas razones. La principal de ellas es que estoy orgulloso de ser su amigo.

2 comentarios:

  1. Felicidades por tu blog al que sí agregaré un enlace en el mío.
    No creo que creas del todo lo que dices, yo digo:sí hay personas que se meten con aviesas intenciones en política, a veces el detonante, incluso, es la condición de que el pueblo sea pequeño.
    Saludos siempre a mi amigo Santos.
    A quienes votamos en mi familia y lo volveríamos a hacer si de nuevo se presentase.
    Jesús, de mi amistad(empatía, porque nos vemos poco o nada)huelga decir que siempre me has sido y eres una de las personas más gratas pero Santos y tú no vais en las mismas listas .,..¡¡lo sé, te cansa y te hace reir este laudatorio!!!

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  2. Me alegra la visita del decano de los blogs migueletes.
    Ya sabes que la empatía-simpatía es mutua.

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