En nuestra bienpensante sociedad pequeñoburguesa no hay nada peor que recordarle al mundo libre y bien alimentado que las ventajas de las que goza, el bienestar en el que se revuelca la bendita clase media, suelen estar tejidos paciente, lenta y dolorosamente con sangre, sudor y lágrimas. Pero de manera literal, no como cita metafórica.
Masas ingentes y anónimas de personas tuvieron que ser aplastadas por los engranajes del progreso para que una minoría de elegidos podamos disfrutar de los avances del capitalismo en cuanto a confort y seguridad, y no nos gusta escuchar cómo llegó todo esto a nuestras manos.
Cuadro comparativo de los homínidos
Hace 1 año