domingo, 21 de agosto de 2011

Un pequeño experimento antropológico

Érase una vez un señor tan retorcido y resentido y que odiaba tanto a la Humanidad, que se le ocurrió predicar una religión basada en el sufrimiento, en la que todo lo que hacía felices a los seres humanos era pecado y todo lo que les hacía sufrir se consideraba un instrumento para la salvación (que consistía en una vida sin ningún sufrimiento después de morirte).
-"¡Qué idiotez!"- diréis-,"¿qué clase de lelo abrazaría esa religión tan absurda?" Bueno, recordad que esto es un cuento que no tiene nada que ver con la realidad. Prosigamos:
En el colmo de la irracionalidad, se le ocurrió prohibir alguna cosa que todo el mundo necesitara para vivir y que a todo el mundo le resultara realmente placentera. Al principio pensó en prohibir el canto, pero se dio cuenta de que podría usarlo para sus ceremonias. Después pensó en prohibir la comida, pero sus acólitos y adoradores morirían, así que llegó a la conclusión de que sólo proscribiría ciertos alimentos o en ciertas fechas sagradas (¿hay algo más irracional que una cosa esté prohibida o permitida según el día?). Así que pensó en el sexo. Y dicho y hecho. Empezó a predicar que el sexo era malo.
Y, (¡lo que son las cosas!), la gente empezó a tragárselo todo y a pensar que masturbarse o darse un revolcón era pecado.
-"¡Venga ya!", estáis pensando. "Nadie pensaría de manera autónoma que el sexo es negativo. Además, una sociedad así acabaría neurótica, con un sentimiento de culpa institucionalizado y mal canalizado que acabaría con la mitad de la población dependiente de los barbitúricos". Recordad que es una ficción.
Incluso los chamanes de esa religión guardaban el celibato de por vida y predicaban desde los templos las virtudes de la castidad, aunque permitían el sexo sólo en los casos en los que se hacía para procrear.
Ahora viene el experimento antropológico: una vez discutía con un compa del trabajo sobre la creatividad y la versatilidad de las sociedades humanas, y me decía que prácticamente se habían experimentado en el planeta todas las formas de sociedad, de gobierno o de religión imaginables, por enrevesadas e imposibles que parezcan.
Así que por eso os he puesto este ejemplo de irracionalidad extrema, a ver si alguien es capaz de demostrarme que alguna vez ha existido, ni por asomo, una religión en el planeta parecida a ésta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios son libres y no serán censurados, enmendados ni retocados a cambio de una sola condición: que no se amparen en el anonimato. Por lo demás, se agradece que no uses lenguaje soez, injurioso, de escaso gusto o con faltas de respeto.