martes, 17 de mayo de 2011

No somos mercancía en manos de políticos y banqueros

El pasado domingo, miles de personas, sobre todo jóvenes, se manifestaban en toda España y Portugal en contra de los culpables de la crisis. Este es un matiz importante: no se manifestaban contra la crisis, sino contra los culpables de la crisis.
La manifestación ha sido un hito importante en la historia de nuestro país, porque, por primera vez también, y a pesar del boicot mediático, ha sido un éxito de participación aunque no estaba convocada por ningún partido ni sindicato, sino sólo por el Pueblo, por la gente de a pie.
La convocatoria de la plataforma ciudadana "Democracia real ya" se hacía contra esos ladrones de guante blanco que después de esquilmar a media Europa nos piden, encima, sacrificios a los trabajadores, y, con un cinismo absoluto, nos dicen que no es posible seguir manteniendo el sistema de pensiones si nos jubilamos a los 65 años o si el Estado concede ayudas a los parados. Sin embargo, se callan la boca cuando las subvenciones llueven a mares sobre las empresas (las mismas que cantan tonadillas neoliberales cuando se trata de la negociación colectiva) o cuando el Estado inyecta millonadas en el sistema bancario (los mismos que pagan sueldos de escándalo a sus directivos).
Con las primeras canas se va perdiendo la rebeldía y nos vamos enfriando poco a poco en un pesimismo paralizante, pero cosas como la convocatoria de "Democracia Real Ya" te devuelven las ganas de seguir reivindicando lo que es justo: el control de la ciudadanía sobre el sistema económico (en contraposición al control de los mercados), la vuelta de la dignidad y la participación a la vida pública (en contraposición a los profesionales de la política) y un sistema electoral donde el voto de cualquier persona valga lo mismo, ya viva en Madrid o en Alameda de la Sagra, o vote a un partido grande o uno pequeño (en contraposición al sistema electoral actual que prima las circunscripciones menos urbanas y perpetúa un bipartidismo artificial y tramposo).
Lo que está en juego es la Democracia. Y en este aspecto no hay medias tintas.

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