En su proceso de derechización del Gobierno PSOE, los medios afines a Zapatero han encontrado una palabreja que les funciona mejor que el Abracadabra: “los mercados”.
Así, ya no se trata de recortar pensiones, aumentar la edad de jubilación, apretar las tornas a los trabajadores, etc., sino que son medidas que exigen los mercados.
Hay que abaratar el despido para tranquilizar a los mercados. Hay que subir el IVA porque así lo demandan los mercados. Hay que flexibilizar el empleo por imperativo de los mercados.
De esta manera, como un moderno Pilatos, el Gobierno Zapatero se lava las manos, justificando sus medidas antisociales con un resignado “lo demandan los mercados”.
Y la derecha de siempre, desde el PP hasta los católicos voceros de la moderación del PSOE, como Bono, pasando por los PNV, CiU, Coalición Canaria o cualquier otro grupito defensor de los valores sempiternos de la (su) patria, la (su) religión y la (su) familia, asienten complacidos, como queriendo decir, condescendientes: “¿Ves? Ya te lo decía yo. Lo de la izquierda es muy bonito, pero no funciona. Yo también quiero un mundo igualitario, pero la pela es la pela”.
Pero de que se alegre la carcundia nadie se sorprende (siempre han pensado así). Lo sorprendente es este Gobierno, que se las daba de izquierdista, inclinando la cerviz ante “los mercados”, haciendo una reforma neoliberal que ya hubiera querido Aznar.
Porque los mercados no son otra cosa que el tinglado que se ha montado el capitalismo, sólo que en lenguaje políticamente correcto. Los mercados son la gran empresa, la explotación y la desregulación de las relaciones laborales, son el despido libre y la privatización. Son los partidos de derecha que gobiernan Europa, aquellos que aplauden las medidas liberales y los derechazos, pues, ¿cómo no iban a aplaudirlos, si forman parte de su programa?
Precisamente por eso se distingue la izquierda: por intentar que los mercados sean regulados por la ciudadanía, para que seamos las personas quienes decidamos las relaciones económicas, y no al revés.
Porque, precisamente, no somos mercancía.
Porque, precisamente, no somos mercancía.
Te dejo aquí el comentario porque no se cómo contactar contigo. Esta es la dirección sobre un artículo que he escrito en mi blog, por si te interesa, es sobre un suplemento que aparecía en el ABC este sábado 5 de marzo sobre Miguel Esteban.
ResponderEliminarhttp://txemapatino.blogspot.com/2011/03/propaganda-electoral.html
He estado echando un vistazo por tu blog y la verdad es que me ha sorprendido (gratamente). Miguel Esteban es, por desgracia, un páramo cultural, así que supone una alegría doble ver cómo hasta entre las piedras nace la hierba.
ResponderEliminarHe puesto una entrada hacia tu blog: si por cualquier cosa quieres que no aparezca, la elimino.
Un saludo.