Lo quieren edulcorar de muchas formas, pero la realidad es que los llamados Planes de Bolonia para la reforma de la Universidad son el tiro de gracia definitivo a un sistema universitario que ha primado, al menos teóricamente, el saber sobre el mercado. Siguiendo a Marx (aquello de que la estructura económica determina la superestructura cultural), el omnipotente sistema liberal se ha hecho, por fin, con el control ideológico, de manera que la Universidad, el Templo del Conocimiento, no podía quedar al margen.
En unos tiempos en los que el mercado se ha quitado la careta (se habla en estos días, abiertamente, de refundar el capitalismo, con el mismísimo Zapatero llorando a las puertas del G.8 pidiendo su participación en esta revitalización mientras jura que jamás permitirá en España una banca nacional) la Universidad era un obstáculo, un gasto inútil si no se ceñía a los dictados del capital (perdonad el abuso de retórica leninista): las nuevas titulaciones se adaptarán, a partir de ahora, a las necesidades del mundo de la Empresa.
Ese es el quid de la cuestión. Lo de menos es ya (que no es tampoco moco de pavo) la creación de unos títulos de grado devaluados, la existencia de másteres posgrado de pago, la implantación de los créditos de financiación de estudios que acabarán por sustituir a las becas (si no, al tiempo) o la participación de las grandes empresas privadas en los consejos rectores de las Universidades públicas. La cuestión es que la Universidad se convertirá en una fábrica en manos de empresarios cuyo único criterio será la rentabilidad.
Adiós al Humanismo.
Gaudeamus igitur (alegremonos pues)...
Cuadro comparativo de los homínidos
Hace 10 meses
igual es mi navegador pero ¿no hay algún problema con el juego de caracteres de esta entrada?
ResponderEliminarun saludo y ¡¡Bolonia NO!!
Es verdad, ya está solucionado.
ResponderEliminarSalud.