sábado, 21 de mayo de 2016

Ven a la Educación Pública

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Uno de los mayores triunfos del liberalismo económico en Europa ha sido hacer creer a la población que la competencia es siempre buena y, acto seguido, hacer las trampas necesarias para que la empresa pública no pueda competir de ningún modo con la privada.
Precisamente estos días se están llevando a cabo por todo el país campañas de promoción de los centros educativos, sobre todo aquellos que imparten enseñanza secundaria postobligatoria (Bachillerato y Ciclos Formativos Profesionales),
para atraer matriculación. Sin embargo, la Ley prohíbe tajantemente que los centros públicos gasten ni un euro en promoción, de manera que solo los centros privados pueden publicitar sus estudios.
Llegamos a una paradoja sangrante: los centros públicos van perdiendo cada vez más alumnado, que van atrayendo los centros privados. Pero estos centros suelen ser muchas veces centros concertados, es decir, gestionados por empresas privadas, pero financiados con fondos públicos. Es decir, el negocio redondo: la libertad total del empresario y la subvención total de las instituciones.
Mientras tanto, la educación pública sobrevive con más corazón que recursos, haciendo encaje de bolillos con presupuestos que a veces solo dan para calefacción, luz y fotocopias, y a pesar de ello siguen ofertando estudios inclusivos, de amplia oferta y de calidad, y ganando premios, colaborando con la cultura, promoviendo iniciativas solidarias e integrando programas Erasmus, y etc., etc.
Es necesario, por ello, usar los únicos recursos que nos dejan para promocionar la Educación Pública: el boca a boca, las redes sociales, el tú a tú.
Ni un duro para la empresa privada: ven a la Educación Pública.

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