Hace un par de días se creó en
Segurilla, donde resido, un
círculo Podemos, y para inaugurarlo convocaron una
asamblea abierta a la que también se nos invitó a militantes y simpatizantes de
Izquierda Unida para debatir sobre lo humano y lo divino.
El debate no estuvo mal, sobre todo porque en un pueblo como
Segurilla, donde el
espíritu de la ultraderecha es quien inspira muchas de las decisiones del equipo de gobierno del
PP, ya es todo un logro que la gente asuma como normal que se hagan
reuniones libres en los
espacios públicos, conquista en la que la
Asamblea Local de Izquierda Unida de Segurilla ha tenido
mucho que ver desde su reciente fundación.
Se habló de todo, y se pusieron sobre el tapete las semejanzas y diferencias entre
IU y
Podemos, como era previsible, pero lo más interesante fue el tema de fondo, la
posible convergencia electoral de
la izquierda en las próximas elecciones municipales y autonómicas. La opinión general, que no unánime, era que había que tender a una alianza de
la izquierda para constituir candidaturas confeccionadas de forma
abierta en base a un programa común. Hasta ahí, todos de acuerdo. El problema es
lo que entendemos por
la izquierda.
¿Cada mochuelo a su olivo?
La única
ventaja de ser un
inmigrante, de